Con Educación Física

"La educación es mucho más que la Educación Física pero muy poco sin ella". (Hammelbert)

domingo, 18 de octubre de 2009

MAPAS DEL CIELO

Al igual que en nuestras clases de Educación Física utilizamos distintos tipos de mapas para usos muy diversos: cálculo de distancias, determinación de posición, interpretación del relive, trazado de perfiles... Existen unos mapas celestes que nos permiten localizar en la bóveda celeste las distintas constelaciones y planetas. Es todo un placer en una noche clara alejarse de nuestra ciudad para evitar la contaminación lumínica y con ayuda de un planisferio como el que os vamos a mostrar intentar localizar alguna estrella, constelación, planeta, satélite... No olvideís que la noche puede ser utilizable de una manera educativa muy interesante. En nuestra visita ecoeducativa a la Comunidad de Castilla y la Mancha vamos a tener un taller de estrellas. Os presentamos un documento imprimible que os permite fabricaros un planisferio celeste donde os muestra que constelaciones podemos ver mes a mes. Esperemos os sea de utilidad y a partir de los pequeños conocimientos que adquiramos en nuestro taller de estrellas dispongais de otra actividad educativa con la que poder ocupar nuestro tiempo de ocio.
PLANISFERIO CELESTE

Así mismo os contamos una pequeña historia sobre una de las más emblemáticas constelaciones del firmamento la OSA MAYOR. Esperamos que os guste.


La Leyenda de la Osa Mayor

(Cuento Ingles)

Hacía mucho tiempo que la lluvia no regaba la tierra. El calor era tan fuerte y estaba todo tan seco que las flores se marchitaban, la hierba se veía seca y amarillenta y hasta los árboles más grandes y fuertes se estaban muriendo. El agua de los arroyos y los ríos se había secado, pozos estaban yermos y las fuentes cesaron de manar. Las vacas, los perros, los caballos, los pájaros y la gente se morían de sed. Todo el mundo estaba preocupado y deprimido.

Había una niñita cuya madre cayó gravemente enferma.

-Oh!-dijo la niña-, estoy segura de que mi madre se pondría buena de nuevo si pudiera llevarle un poca de agua. Tengo que encontrarla. Así que cogió un pequeño cucharón y salió en busca de agua.

Andando, andando, encontró un manantial diminuto en la lejana ladera de la montaña. Estaba casi seco. Las gotas de agua caían muy lentamente de debajo de la roca. La niña sostuvo el cucharón con cuidado para recoger aquellas gotitas. Al cabo de mucho, mucho tiempo, acabó de llenarse.

Entonces la niña emprendió el regreso asiendo el cazo con muchísimo cuidado porque no quería derramar ni una gota.

Por el camino se cruzó con un pobre perrito que a duras penas podía arrastrarse. El animal jadeaba y sacaba la lengua fuera de tan seca que la tenia. -Oh, pobre perrito -dijo la niña-, qué sediento estás.

No puedo irme sin ofrecerte unas gotas de agua. Aunque te dé un poco, todavía quedará bastante para mi madre.

Así que la niña derramó un poco de agua en la palma de su mano y se la ofreció al perrito. Éste la lamió con avidez y se sintió mucho mejor.

El animal se puso a brincar y a ladrar, talmente como si dijera:

-¡Gracias, niña!

Ella no se dio cuenta, pero el cucharón de latón ahora era de plata y estaba tan lleno como antes. Se acordó de su madre y siguió su camino tan rápido como pudo. Cuando llegó a casa casi había oscurecido.

La niña abrió la puerta y se dirigió rápidamente a la habitación de su madre. Al entrar, la vieja sirvienta que había trabajado durante todo el día cuidando a la enferma se acercó a ella. La criada estaba tan cansada y sedienta que apenas pudo hablar a la niña.

-Dale una poca de agua -dijo su madre-. Ha trabajado duro todo el día y la necesita más que yo. La niña acercó el cazo a los labios de la sirvienta y ésta bebió un poco; en seguida se sintió mejor y más fuerte, se acercó a la enferma, y la ayudó a enderezarse.

La niña no se percató que el cucharón era ahora de oro y que estaba tan lleno como al principio. La pequeña acercó el cazo a los labios de su madre y ésta bebió y bebió.

¡Se encontró tan bien! cuando terminó, aún quedaba un poco de agua en el fondo.

La niña iba a llevárselo a los labios cuando alguien llamó a la puerta. La sirvienta fue a abrir a apareció un forastero. Estaba pálido y cubierto de polvo por el largo viaje.

-Estoy sediento -dijo-. ¿Podrías darme un poco de agua?

La niña contestó:

-Claro que sí, estoy segura de que usted la necesita mucho más que yo. Bébasela toda.

El forastero sonrió y tomó el cucharón. Al hacerlo, éste se convirtió en un cucharón hecho de diamantes. El forastero dio la vuelta al cazo y el agua se derramó por el suelo.

Y allí donde cayó, brotó una fuente. EL agua fresca fluía a borbotones en cantidad suficiente como para que la gente y los animales de toda la comarca bebieran tanta como les apeteciera. Distraídos con el agua se olvidaron del forastero, pero, cuando lo buscaron, éste había desaparecido. Creyeron verlo desvanecerse en el cielo, y, en efecto, allá en lo alto del firmamento destellaba algo parecido a un cucharón de diamantes.

Allí sigue brillando todavía para recordar a la gente a esa niña amable y generosa. Es la constelación que conocemos por la Osa Mayor.

FIN


1 comentario:

tic.iestomasyvaliente dijo...

Hola José Carlos, te he enviado un email mediante el enlace que tienes en tu blog, espero que te llegue bien. Si ves que no recibes nada dímelo y lo hago de otra forma.

Un saludo y disfrutad de estos días